jueves, 15 de diciembre de 2011

ALGO ESTÁ SUCEDIENDO.

Anoche, mi hijo se enfermó. Dormí poco. Hoy mi día cambió. Mis compromisos quedaron en segundo plano y no lo llevé al colegio..
¿Se habrá equivocado Dios cuando decidió hacer madre a la mujer? Sobre todo, ¿No pensó en los tiempos que vendrían, que también muchas mamás tendrían que trabajar y salir de sus casas para sacar adelante a sus hijos? O bien, ¿porqué nos dió esa gran responsabilidad a nosotras, que también queremos superarnos, prepararnos? Creo que Dios nos eligió porque sabe que podemos. Podemos con eso y más, sin embargo... algo está sucediendo
No sé si la naturaleza esté enojada con nosotras o nosotras estemos enojadas con la naturaleza. Lo que veo son números fríos y contradictorios: Mientras en México,1 de cada 3 hogares es sostenido económicamente por una mujer, la sociedad nos pide a gritos que las madres pongamos más atención a los hijos y les dediquemos más tiempo. Muchas de las conductas problemáticas de hombres y mujeres que dañan su entorno, según especialistas reflejan lo básico: falta de amor, atención, protección y seguridad de quienes los educaron. 
¿Puede una mujer dividirse en mil partes y quedar bien con todos? ¡Ser la madre perfecta, la mejor esposa, una profesionista excelente, empresaria exitosa, preparada y además activa socialmente. Organizada, buena amiga, hija, hermana y ¡vecina! Súmale ser doctoras, enfermeras, choferes, payasos, psicólogas, cocineras.. súmale lo que quieras. No se trata de de ser y hacer todo, ni de creernos heroínas o todopoderosas... ¿Estás sola? Acéptalo. ¿Nos cansamos? Sí. ¿Es pesado? Sí. ¿Trae satisfacciones? Un millón. 
¿Tenemos otra opción? señoras: No. 
Esta oportunidad de ser mamás es la mejor opción porque, lo decidimos o no, eso es lo que somos. Aquí no hay devoluciones o renuncias. Días feriados o vacaciones.

Sinceramente pensé... algo está sucediendo. ¿Que nos está pasando? Regresar a lo básico, a nuestra naturaleza nos está costando demasiado. Estamos tan enroladas con la modernidad, la vanidad, los compromisos sociales o nuestra profesión que muchas veces es más importante ir al gimnasio o al café 3 horas, que compartir ese tiempo o la mitad con nuestros hijos. Puedes perderte una tarde con ellos riendo y jugando pero jamás te perderás un seminario de liderazgo o el baby shower de la amiga de la prima de tu vecina que ni conoces. Y que decir, si tu hijo llora o te necesita porque se siente mal, claro... para eso sirve el tempra y la persona que te ayuda o tu mamá. ¿Tú?.. tú tienes que ir a tu oficina, a tu trabajo, al curso o a tu compromiso porque de eso y para eso vives. Puedes decirle no a tu hijo, pero nunca no a tu jefe o a tu evento por miedo a perder tu trabajo o simplemente porque no te atreves. Un día, una hora, 15 minutos invertidos en tus motores de vida (tus hijos) con paciencia y entrega, una llamada, en ocasiones pueden marcar la diferencia en su vida. Y en la tuya. 
Con todos queremos quedar bien ¿verdad? ¿Y lo más importante? lo que nadie nos va a devolver ni cambiar por otros iguales, ¡están en la misma escala de importancia de lo no importante! 
No es que dejemos de ser nosotras mismas y hacer a un lado nuestra vida propia, es sólo usar esa balanza mágica a diario para saber que es lo importante en ese momento. No somos perfectas. No somos magas. No somos hadas. Simplemente, somos irremplazables para ellos. En tu trabajo cualquiera te puede sustituir (si, hay que cuidarlo pero no olvides que eres ser humano y no un robot). En el baby shower de la prima de la hija del vecino, nadie notará tu ausencia. Si fallas un día al gimnasio, no vas a perder tu figura. Si fallas un día al café de tus amigas, lo peor que puede pasar es que te pongan falta. Tu jefe también puede entender que eres madre (si es que la tuvo).   
La mujer que trabaja, envidia o añora a veces ser como la que se dedica a su casa.
La que se dedica a su casa, envidia o desea ser a veces como la que trabaja.
La que trabaja y se dedica a su casa, con alguien de los dos queda mal  o insatisfecha la mayor parte del tiempo.


Quizá la clave sea: Hacer lo que te funcione segura y sin remordimientos. Aceptar tu realidad y hacerla ver a tus hijos. Tomar responsabilidad de tus actos y decisiones dejando de creerte víctima o heroína. Tener claras las prioridades y lo que en realidad vale. No eres la única que se divide en mil partes. ERES MUJER. Disfrútalo.
OVV



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