Recuerdo que la casa de mi abuela siempre estaba llena de niños: 12 tíos con sus parejas, más de 40 primos de todos tamaños. Por un tiempo gocé de ser la más pequeña pues era la hija de la hija más pequeña de Doña Adelita.
Yo tenía un mameluco amarillo con el cual me resbalaba por los pasillos mientras los tíos comían y brindaban por las fechas. Mi primo Alfredo me comenzó a decir "platanito", "teporro" y cuanto cariño se le ocurría. Algunas de mis primas, sobre todo Elenita, Malloly y mi hermana Inés, bailaban en fila mientras mi abuela les festejaba y aplaudía, ¡Tenían gracia y además se sentían soñadas! Yo las veía y ya quería ser grande para bailar como ellas.
Yo tenía un mameluco amarillo con el cual me resbalaba por los pasillos mientras los tíos comían y brindaban por las fechas. Mi primo Alfredo me comenzó a decir "platanito", "teporro" y cuanto cariño se le ocurría. Algunas de mis primas, sobre todo Elenita, Malloly y mi hermana Inés, bailaban en fila mientras mi abuela les festejaba y aplaudía, ¡Tenían gracia y además se sentían soñadas! Yo las veía y ya quería ser grande para bailar como ellas.
El olor a buñuelos hechos por mi Tía Tinita no te dejaban despreciarlos. Pero eso sí... tenías que comértelos en la cocina porque los niños ahí comíamos.. ¡la sala estaba prohibida! El comedor y las copas de cristal cortado eran para los adultos (hasta la fecha).
En una de esas navidades, habré tenido no más de 6 años, mi flaco bigotón nos llevó a mis hermanos y a mi a comprar juguetes. Yo escogí una muñeca que al ponerla de cabeza lloraba como gata en celo... es decir, espantoso. Pero a mi me hacía feliz. Ese era el verdadero regalo: lo que me hacía sentir que el flaco que me la hubiera comprado, era como un lazo más entre nosotros.
Para mí, todas las navidades son realmente especiales. Todas me regalan algo que no se ve ni se toca, pero sí se siente. Pasaron muchas Navidades más con el flaco. Llegó mi adolescencia donde y nos hicimos severos cómplices. En la universidad sinceros confidentes. Mi papá era mi guía de estudio, mi enciclopedia viviente, excelente fabricante de ocurrencias, una bomba creativa y un soñador implacable. Era mi alma gemela.
Para mí, todas las navidades son realmente especiales. Todas me regalan algo que no se ve ni se toca, pero sí se siente. Pasaron muchas Navidades más con el flaco. Llegó mi adolescencia donde y nos hicimos severos cómplices. En la universidad sinceros confidentes. Mi papá era mi guía de estudio, mi enciclopedia viviente, excelente fabricante de ocurrencias, una bomba creativa y un soñador implacable. Era mi alma gemela.
A pesar de que fué mi maestro y me ayudó a tener los primeros lugares en la Universidad y excelentes trabajos en mi Licenciatura de Comunicación (en tiempos que no existía google), no pudo ir a mi graduación. Ya estaba en cama invadido de cáncer a sus 53 años.
Postrado en cama por muchos meses, me contó cosas que nunca imaginé, que me hicieron amarlo y respetarlo más. Yo preguntaba y preguntaba presionando al tiempo que nos quedaba juntos y a la buena voluntad de él de responder.
El flaco se hacía más flaco. La bomba creativa seguía pero sus ojitos perdían luz.
En su última navidad en ésta tierra brindamos. Recuerdo que en la cena de Noche Buena nos compartimos miradas en varias ocasiones, miradas profundas como para no olvidarnos nunca. Me decía: "Que linda eres hija. Sacaste mis labios y mi ceja, pero péinatela" (y el me decía con su dedo como me la peinara).
Hoy hace 10 años de ese momento y lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Las navidades siguen siendo especiales aunque poco a poco unos se vayan y otros nos quedemos, otros más lleguen y comiencen a formar nuevas generaciones.
De los hermanos de mi madre han fallecido 4 queridos y recordados tíos. Papá ya no está. Los primos nos hemos multiplicado exponencialmente, algunos de ellos incluso ya son abuelos. Ahora, los niños nos hicimos grandes y nos dividimos entre familias políticas, hijos, compromisos.
Lo que nunca va a cambiar seguro, es lo que sentimos: por los recuerdos de infancia, por honor a los que ya no están, por ver esas caras felices de nuestros hijos festejando el cumpleaños de Jesús y claro, los juguetes de santa clos.
Hoy es noche buena. Aún no entiendo que haces leyendo este blog. Apaga esto y ve a abrazar a tu padre, a tu madre, hermanos, abuelos, tíos, primos. Olvida aunque sea por un día las tonterías por lo que se distanciaron. Contacta miradas en esas reuniones y grábalas para no olvidarlas nunca. Observa a los viejos, ríete con los niños. Eleva una oración por los que esta noche están en soledad en un hospital, en una cárcel. Por los que quizá lloren en este momento la muerte de un ser querido, por los que ya no están junto a tí.
¿De que sirve? de que al paso de los años, no te preguntarás porque no lo hiciste y de que las navidades que hoy te aburren o no son de tu agrado, mañana serán nostalgia pura y podrás alimentarlas con toda la alegría y las sonrisas de los tuyos que HOY grabes en tu baúl de los bellos recuerdos. Todas son especiales.
El flaco se hacía más flaco. La bomba creativa seguía pero sus ojitos perdían luz.
En su última navidad en ésta tierra brindamos. Recuerdo que en la cena de Noche Buena nos compartimos miradas en varias ocasiones, miradas profundas como para no olvidarnos nunca. Me decía: "Que linda eres hija. Sacaste mis labios y mi ceja, pero péinatela" (y el me decía con su dedo como me la peinara).
Hoy hace 10 años de ese momento y lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Las navidades siguen siendo especiales aunque poco a poco unos se vayan y otros nos quedemos, otros más lleguen y comiencen a formar nuevas generaciones.
De los hermanos de mi madre han fallecido 4 queridos y recordados tíos. Papá ya no está. Los primos nos hemos multiplicado exponencialmente, algunos de ellos incluso ya son abuelos. Ahora, los niños nos hicimos grandes y nos dividimos entre familias políticas, hijos, compromisos.
Lo que nunca va a cambiar seguro, es lo que sentimos: por los recuerdos de infancia, por honor a los que ya no están, por ver esas caras felices de nuestros hijos festejando el cumpleaños de Jesús y claro, los juguetes de santa clos.
Hoy es noche buena. Aún no entiendo que haces leyendo este blog. Apaga esto y ve a abrazar a tu padre, a tu madre, hermanos, abuelos, tíos, primos. Olvida aunque sea por un día las tonterías por lo que se distanciaron. Contacta miradas en esas reuniones y grábalas para no olvidarlas nunca. Observa a los viejos, ríete con los niños. Eleva una oración por los que esta noche están en soledad en un hospital, en una cárcel. Por los que quizá lloren en este momento la muerte de un ser querido, por los que ya no están junto a tí.
¿De que sirve? de que al paso de los años, no te preguntarás porque no lo hiciste y de que las navidades que hoy te aburren o no son de tu agrado, mañana serán nostalgia pura y podrás alimentarlas con toda la alegría y las sonrisas de los tuyos que HOY grabes en tu baúl de los bellos recuerdos. Todas son especiales.
Busquemos por siempre sentir más allá de tener.
¡FELIZ NAVIDAD!
¡Feliz cumpleaños Jesús!
¡Feliz cumpleaños Jesús!
¡Feliz Navidad Flaco!
Ovv