martes, 7 de junio de 2011

AQUI ESTOY.. EN NOMBRE DE MI HIJA.

La historia de Valentina Rosendo habla de la dificultad que implica perseguir la justicia. Cuando ocurrió el crimen no dominaba el castellano: hablaba tlapaneco, una lengua que comparten 100.000 personas en la zona suroeste mexicana. “Hay víctimas que no denunciaron porque no hablan español”. De ahí, los insultos, las intimidaciones y las amenazas. Y el ensañamiento ha llegado hasta su hija, que ha sufrido intentos de secuestro según casos documentados por las Brigadas Internacionales de la Paz. El mensaje es claro: hacer daño donde más les duele.
Lee la historia de Valentina. Una mujer más que grita en el desierto.

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